Trần Thanh Hương llega a Apolda en 1987, a la edad de 18 años. A menudo echa de menos su hogar. La comunidad vietnamita y dos colegas alemanas la ayudan a sobrellevar la situación. Con la caída del Muro de Berlín, su contrato de trabajo finaliza prematuramente.

El grupo

En un día sumamente frío y lluvioso de octubre de 1987, llegan Trần Thanh Hương y sus colegas a Apolda para trabajar en la industria textil. Apenas habían terminado la escuela, y es la primera vez que salen de casa, por lo que se sienten muy inseguros. Hương se instala junto a seis compañeros en un apartamento de tres cuartos en la residencia de cinco pisos. El edificio estaba habitado por 200 trabajadores inmigrantes vietnamitas, en su mayoría mujeres jóvenes. Dos hombres vietnamitas, que desde hacía algún tiempo vivían en Apolda, ayudan a Hương y a su grupo a instalarse. Durante una excursión, se toman una foto para conmemorar su llegada.

Trần Thanh Hương (tercera desde la derecha) con los demás  recién llegados y los jóvenes vietnamitas que los acogen. La foto es tomada por un colega vietnamita poco después de su llegada.

Las chicas pasábamos el tiempo juntas. Incluso bebíamos cuando nos sentíamos mal.

Trần Thanh Hương, Hanoi 2021

Llegada

Un curso de alemán de tres meses constituye el programa inicial para los jóvenes vietnamitas. Aunque acaban de terminar la escuela en Vietnam, les resulta difícil aprender el idioma. Un rayo de esperanza durante este tiempo son los niños de primaria que viven en el vecindario. «Después de sus clases  los invitábamos a la casa. Nos divertíamos y nos ayudaba a calmar la nostalgia». Al finalizar el curso de alemán, comienzan a trabajar en la fábrica textil.

 

Trần Thanh Hương habla de sus colegas, las celebraciones de cumpleaños y la música que escuchaban.

Entre ellas

Las jóvenes trabajan en tres turnos diferentes, en tres fábricas estatales de prendas de punto y calcetería. El primer turno comienza a las 5 de la madrugada en las grandes máquinas industriales. «La mayoría de las compañeras alemanas eran ya un poco mayores, o, al menos, de mediana edad, así que les decíamos mamá; a las demás, simplemente colegas.»

Después del trabajo, los jóvenes vietnamitas pasan la mayor parte del tiempo entre ellas: cocinando, escuchando música, buscando la comida que les gusta, o haciendo fiestas, a las que asisten amigos y parientes de distintas ciudades de la RDA. Estas visitas son importantes para combatir la soledad. Trần Thanh Hương también viaja por la RDA, para visitar a otros vietnamitas. Algunos de ellos ya tenían cámaras, con las que toman fotos, y regalan copias de las imágenes a sus compañeros.

Trần Thanh Hương describe la importancia de la comunidad vietnamita.

Ropa nueva, amigas nuevas

Trần Thanh Hương y sus compañeras de cuarto  poco a poco se van adaptando a su nueva vida. No solo escuchan la música popular en la RDA, sino que también se visten y se peinan cada vez más al estilo del país. En la fábrica conocen a dos muchachas alemanas, con las que comparten el mismo turno de trabajo y estas comienzan a ocupar un lugar importante en su vida. Las alemanas viven juntas y están solteras, lo que genera muchos rumores. Sin embargo, para Hương y otras vietnamitas, son un ejemplo a seguir. Salen de fiesta y pasan juntas el tiempo libre.

Escuchamos ABBA y Modern Talking.

Trần Thanh Hương, Hanoi 2021

Trần Thanh Hương (extrema izquierda) en una fiesta de cumpleaños en su apartamento, junto a una colega vietnamita y dos alemanas, Apolda 1988.

En el trabajo

Trần Thanh Hương gana entre 500 y 700 marcos mensuales, en dependencia del horario y el rendimiento laboral. Cuando no hay suficiente material para el trabajo, esos días se cuentan como vacaciones para evitar la pérdida de salario. Hương necesita la mayor parte del dinero para su vida en la RDA, por lo que solo puede ahorrar un poco para enviar a su familia en Vietnam. Gracias a su trabajo, establece relaciones con alemanas, sobre todo con sus superiores, a quienes invita a fiestas privadas.

Trần Thanh Hương habla sobre sus colegas y amigas.

Jamás pensé que volvería tan pronto y que todo acabaría así.

Trần Thanh Hương, Hanoi 2021

Desempleada

La caída del Muro y los acontecimientos políticos posteriores representan para Trần Thanh Hương un período de incertidumbre. Ella y sus compañeras siguen yendo al trabajo y se percatan de los cambios a su alrededor, pero no reciben ninguna información. Se les aconseja que regresen a Vietnam. Hương tiene un contrato de trabajo de cinco años, y todavía le faltaban más de dos para su culminación. «Cuando nos propusieron que regresáramos a nuestro país, nos pusimos tristes. Mientras analizábamos las diferentes circunstancias, intentábamos decidir cómo responder». En 1990, Hương y sus colegas son despedidos. Durante tres meses, reciben un subsidio de desempleo de 500 marcos mensuales. Después debe regresar a Vietnam con una pequeña indemnización. Inicialmente, regresar no era para ella  una opción, pero ya en Apolda no le quedaban perspectivas.

La foto del cumpleaños de Trần Thanh Hương en enero de 1990. «En aquel tiempo salíamos muy tristes en casi todas las fotos».

Ilegalizada

Tras serle retirado el subsidio por desempleo, Trần Thanh Hương se traslada a Berlín e intenta ganar dinero vendiendo cigarros. Pero la policía le confisca una y otra vez su mercancía, lo que le causa grandes pérdidas. Finalmente regresa a Vietnam el 15 de octubre de 1990 con una indemnización de 3000 marcos alemanes.

Cuando le preguntan por el mejor recuerdo de su estancia en la RDA, responde: «Lo que más echo de menos es la vida agradable, el buen clima y la buena seguridad social. Allí me sentía segura y protegida».

Trần Thanh Hương cuenta cómo el cambio político después de la Caída del Muro cambió su vida.

Actualmente Trần Thanh Hương vive en Hanoi.

Credits:
Entrevista realizada por Prof. Dr. Phạm Quang Minh 2021 en Hanoi.
Texto: Isabel Enzenbach
Investigación y protocolo de las fotos: Trần Bảo Ngọc Anh
Concepto de edición de vídeo: Isabel Enzenbach